El nuevo CEO de Boeing, comunicó en rueda de prensa las directrices que han de llevar al gigante de la aviación a una senda de estabilidad que permita remontar el vuelo y salir de la peor crisis de su historia. Anunció medidas muy drásticas, cómo el inminente despido de más del 10% de la plantilla justo en el momento en que se producía una huelga del colectivo y consiguiente paralización de las cadenas de fabricacion en marcha.
En segundo lugar anunció la obligada demora del programa más importante de Boeing, el nuevo 777-9, tildado como la joya de la corona de las próximas décadas, sufrirá retrasos en sus entregas, emplazando las mismas a 2026. Compañías de gran nivel, como Lufthansa ya están sufriendo las consecuencias, ya experimentaban retrasos previamente, viéndose en la obligación de buscar alternativas, como alargar la operación de aviones tales como el 747-8 A380 ó A340.
Las penalizaciones que las claúsulas incluyen en estos contratos de adquisición, lastran las arcas de Boeing y siguen deteriorando su imagen. A pesar de todo, Boeing cuenta con varias posibilidades para salir adelante, obtener créditos bancarios o de inversores privados, la venta de accionariado y muy probablemente la asignación ayudas estatales, Estados Unidos no puede permitirse perder a una de sus empresas más importantes e icónicas de la historia.
Además el gobierno norteamericano tiene en marcha proyectos conjuntos militares y espaciales con NASA cuya paralización provocaría situaciones caóticas nunca antes vistas. Al contrario de lo que muchos medios dan a entender, la situación beneficia a su rival más directo Airbus... en el consocio europeo se frontan la manos....no es del todo así.
Lógicamente el fabricante europeo esta ganando contratos en detrimento de Boeing, pero puede verse incapaz de atender toda esta demanda, en especial en el segmento de fuselaje ancho, donde sólo Boeing puede plantarle cara. Otro aspecto es la carrera tecnológica que ambos han venido experimentando, por ejemplo un fabricante de motores diseña un nuevo motor a demanda de un nuevo avion de Boeing, y Airbus podrá beneficiarse de estos avances y viceversa. En la mayoría de ocasiones un fabricante de componentes invierte en diseño y desarrollo, cuando tiene claro que recibirá pedidos de ambos consorcios que garanticen la rentabilidad de sus programas.